La salida de Beatriz Zavala de Desarrollo Social y de Ramírez Acuña de Gobernación no revela tanto de la estrategia y ruta del presidente Calderón, cómo sí lo hacen la llegada de sus relevos.
Ernesto Cordero toma las riendas de Sedesol y de las políticas de apoyo social que, al menos hoy día, están tan vinculadas con la buena o mala imagen de los gobiernos. Su objetivo central es recuperar y consolidar la imagen de este gobierno y de su titular.
En la Secretaría de Gobernación llega Juan Camilo Mouriño, reconocido como el hombre más poderoso y cercano a Felipe Calderón y quien llevaba, ya, las riendas de gran parte de los asuntos de política interna. En alguna medida el nombramiento de Mouriño formaliza lo que era ya su actividad.
Francisco Ramírez Acuña se va después de un gris desempeño, nula interlocución con los partidos políticos, opacas relaciones con los gobiernos estatales, poca audacia para llevar a buen puerto la agenda de la presidencia, una pésima relación con los medios y poca incidencia en las decisiones del legislativo. Ramírez Acuña amenazaba con ser un secretario de hierro, de mano dura, y terminó siendo un personaje menor de la vida política nacional. Todos estos son retos para Mouriño.
Con estos dos relevos, el gabinete de Calderón se acerca más a lo que él desea tener y se aleja de los compromisos con los que tuvo que diseñar su equipo de trabajo en el inicio de su gestión. Pero también reflejan que en estas dos importantes áreas, los resultados han sido, por lo menos, menores a los esperados. Y si nos apuramos hasta podríamos decir que desalentadores. Los cambios suceden por falta de resultados para un proyecto político.
Sobre Juan camilo Mouriño penden muchas dudas. Notablemente se le cuestiona por su juventud y posible falta de experiencia, en conjunto se le plantea como parte de un equipo que no ha pasado aun por pruebas suficientes que demuestren su calado para dirigir la política interior del país.
Sin embargo todas esas dudas estarán a prueba, y por lo pronto lo que es un hecho es que hoy, por primera vez, el titular de Gobernación comparte plenamente agenda y ruta con el presidente de la república. Hoy empezaremos a ver la forma en la que este equipo político considera que se debe gobernar el país.
Mouriño es constructor del proyecto de Calderón, redactor central de una visión de país que, se comparta o no, no se ha terminado de cristalizar. Con su llegada es probable que veamos una administración más pública, más audaz y que responda a intereses políticos más nítidos.
Ahora Juan Camilo tendrá la oportunidad de demostrar que la campaña del 2006 lo formó y curtió, tendrá la oportunidad de demostrar que puede con la dirección de la política del país y que lo puede hacer de manera democrática, constructiva, plural, laica, legal y sensible; y que si lo hace seguramente consolidará acuerdos para que su proyecto avance y el país crezca. Si por el contrario cae en las tentaciones del poder, de los contubernios con los poderes fácticos, si claudica ante el autoritarismo y la imposición, las tensiones en el país podrían elevarse, la polarización exacerbarse. Los riesgos no son menores. El reto que significa estar en ese espacio no es pequeño.
Es tiempo de cautela, dialogo y acuerdo. Pero lo que es un hecho es que, por primera vez, hay secretario de gobernación.
16 enero 01:47 p.m.
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